La planetización de la humanidad y los monumentales retos de la crisis eco-civilizatoria hacen del desarrollo de la conciencia una necesidad con repercusiones en todo ser viviente sobre la faz de la tierra.

La espiritualidad en la era planetaria, este momento histórico de gran luz y sombra en el que las actividades de nuestra especie son sentidas por el ecosistema global, nos invita con urgencia a recobrar el sentido de lo sagrado en la vida cotidiana.

Para ello es necesario conectar y activar el núcleo del corazón. Desde ahí, añejas creencias, hábitos y costumbres dan paso a una vivencia interdependiente y armoniosa entre el humano, lo sagrado y la tierra, entre lo espiritual y lo material. Es gracias a esta integración entre el cielo y la tierra que el corazón engendra al verdadero humano planetario, y con ello la posibilidad de un futuro viable para todos.

En el ya lejano año de 1987, realizamos en México el primer seminario de ecología profunda con la comparecencia de Bill Devall, Peter Berg, David Haenke y John Milton, que dió lugar tambien al primer libro en español de diferentes autores sobre ese tema. Treinta años más tarde, tengo en mis manos el manuscrito, Corazón del cielo, corazón de la tierra. Después de haberlo leído con detalle, solamente tengo una frase para sus lectores: LÉANLO, es el mejor trabajo producido por un mexicano. Expresándole al autor un fuerte agradecimiento por esta profunda obra que acompaña su trabajo para seguir despertándonos a la conciencia de ese OMtakuye oyasin que resume sus palabras; somos uno con todas nuestras relaciones.

Coyote Alberto Ruz